martes, 27 de julio de 2010

Los tiempos han cambiado, Bosé. Los chicos sí lloran.
Los iconos de nuestros días lo hacen... y aunque a algunos aficionados tan viriles y belludos ellos no les guste, tampoco lo critican... ¿por qué? porque lo hacen deportistas, hombretones ¡futbolistas nada menos...! Otro gallo nos hubiese cantado si las lágrimas más famosas de este mes hubiesen sido las de algún tío con mechas.
En cualquier caso, los chicos lloran. Lloran de alegría... como Iker Casillas al levantar la Copa del Mundo, o de pena, como Raúl González Blanco al despedirse del club blanco.

No sólo no desaprobamos esos llantos, sino que nos parecen lógicos... y tiernos.
Nos hacen darnos cuenta de que son personas de carne y hueso; que sienten y padecen como los demás... que tienen algo en común con nosotros.

Así que me declaro fan de la demostración sentimental... me encanta que un tiarrón llore a mares porque ha alcanzado un inmenso éxito profesional, el sueño de millones de niños...
Me encanta que se le encoja el corazón a un hombre...
Me encanta que se desborde la alegría y que alguien le robe un beso a otro alguien delante de medio mundo.

¡Viva la alegría, la pena, los nervios, la emoción, la pasión, el amor...! ¡Viva todo lo que nos hace ser nosotros!