domingo, 23 de septiembre de 2012

Los que maduran


La gente se hace mayor.
Yo no.
No es que los demás envejezcan y yo me mantenga joven, a lo Dorian Gray; no es eso.
Bueno sí, pero no es "sólo" eso.
No es que a mi alrededor se noten los estragos de los años y yo sea una perita en dulce. Es que la gente madura, crece, y yo sigo siendo la misma niña un poco tonta y muy despistada que al hacer los tests del colegio apuntaba poca atención y mucha imaginación.
Y a mi siempre me ha parecido normal; porque siempre me ha gustado más el mundo que yo he creado, que el que otros me han dejado, porque... francamente, cómo la han cagado. Pero es es aparte.

Sigo siendo la misma niña que se distrae si se da cuenta de que la persona a la que tiene delante le da igual hablar con ella o con una taza.
Sigo siendo la misma niña a la que le cuesta horrores hacer cosas con las que no está de acuerdo si no le dan argumentos que le convenzan.
Sigo siendo la misma niña que odia las palomas.
Sigo siendo la misma niña que, cuando se junta con sus amigas, se siente una superheroína y tiene absolutamente claro que ellas también lo son.
Sigo siendo la misma niña que juega a las cocinitas; sólo que ahora el fuego es de verdad.
Sigo siendo la misma niña que juega a ser periodista, sólo que ahora... no, eso, por desgracia, no ha cambiado.

El caso es que miro a mi alrededor, y veo que el mundo evoluciona, que la gente se hace mayor, y yo no. Pero no sólo me pasa a mi. Hace poco hablaba con una amiga, que siente lo mismo que yo siento.

Tenemos esa edad en la que nuestros amigos precoces, empiezan a tomar decisiones "de mayores". Algunos se prometen, otros se casan, otros se embarazan, otros alumbran... y nosotras somos las espectadoras de estos momentos... y nos miramos con los ojos como platos... y nos reímos porque no sabemos qué decir o qué pensar... porque aunque nuestra alegría acompaña a todos aquellos que emprenden nuevos caminos, nosotras seguimos siendo pequeñas.

Si me miro, y miro a la que fui hace unos cuantos años, no veo tanta diferencia; no creo que haya cambiado tanto. Creo que en algún punto entre las ganas que tenía de madurar y las poca necesidad que le veo ahora, me he encontrado; pero no en el sentido del Oráculo de Delfos de conocerse a uno mismo, no. Sino que me he topado conmigo misma recorriendo un camino en dos sentidos; por un lado, andando hacia delante, y por otro, haciendo el moonwalk.

Y no es malo, porque a lo mejor, un poco de Nosce te ipsum sí que ha habido entre ambos puntos... o mucho, aunque aún tenga mucho que hacer, aunque aún tenga mucho por vivir...
Sí que creo que, si algo he aprendido estos años, es a intentar entenderme y ayudarme. No siempre me escucho, ni siempre me hago caso... Pero tampoco me enfado mucho por eso, porque también conozco mis debilidades...
En fin, que sigo siendo pequeña... porque creo que crezco para dentro.