martes, 21 de enero de 2014

Rumbo precipitado

Empieza a llover y elijo el camino más largo.

No puedo evitar que me guste la lluvia, ni que en cuanto empiezo a mojarme, mis pies tomen el rumbo que más dista de mi destino.
Porque me gusta sentir como el agua fría cae por mi mente, como me empapa el pelo, el cuerpo, y me lleva, inexcusablemente al pasado.

Porque la lluvia es pretérito siempre, es recuerdo, es nostalgia.
Como las estaciones de tren.
Como las canciones que se te olvidan.
Como los besos que no has dado.