viernes, 28 de febrero de 2014

Acaricia a un extraño

Hoy iba en el autobús, y a mi lado, un señor refunfuñando durante todo el trayecto.
Por un error de cálculo, o más bien, por agarrarme a la barra sin mirar, le he cogido la mano un segundo.
He quitado la mano, le he sonreído y le he pedido perdón
Él también ha sonreído y le ha cambiado la cara el resto del viaje. No ha vuelto a farfullar.

Hay veces que la gente sólo necesita un poco de cariño.





miércoles, 19 de febrero de 2014

Como en un campo de minas

Estamos hechos de rechazos.
De éxitos también, pero no se aprende tanto.
En la vida, en el amor... Nos movemos en un campo de minas.

A mi me han dicho que no unas cuantas veces, y al ver esta foto me he acordado de la primera.
¡Ah, la adolescencia! Cuando crees que le tienes que decir al chico que te gusta, precisamente eso, que te gusta, porque a lo mejor, sólo a lo mejor, verte sonreír como una idiota cada vez que le miras o hablas con él no es indicio suficiente...


Sí, así fue. Como en Desayuno con Diamantes... y está claro que yo era él. Y que la situación era menos intensa.
Sin Audrey, sin gato y sin Moon River de fondo.

Qué romántica es Moon River, por cierto.

Pero la idea es la misma.

Y si lo pienso... que tonta he sido. Y hemos sido todos. Que yo no quería joyas y una cartera llena de billetacos, como la boba de Holly Golightly.
Aunque el momento croissant delante del escaparate me parezca, sencillamente, espectacular.

Nos hemos creído la historia de que tiene que salir bien. Y a veces lo bueno es lo otro, aprender de ese "gracias".
Ese gracias de mierda que no constituye una respuesta, aunque lo diga la mismísima Hepburn.
Ese gracias.

Yo, por ejemplo, no me sentí dolida, pero sí pensé que había 100 maneras mejores de responder a una declaración.Y nunca he contestado así a una.

Gracias, primer chico al que me declaré, por tu respuesta. Me sirvió para ser mejor en las mías.

Damos más valor al "y comieron perdices" que al "Érase una vez", y así nos va, claro...


Esta historia es bonita, justo, porque es así...

Hace poco leí un libro que me enganchó. Tenía un montón de personajes y referencias que me encantaban y que me hacían sonreír a medida que los iba descubriendo. Y cuando llegó el final...
¡Oh, qué soberano golpe en el estómago!
¡Que decepción!
¡Qué mal final!

Y dos segundos después...
Las cinco palabras que hacen que se te arrugue el alma: "por favor, valora este libro".
Y ahí me vi yo... Pensando en lo poco que me había durado la lectura, en lo feliz que me había hecho... Y en la mierda seca que era el final.
¿Qué hacer?
Pues lo vi claro: valorar el tiempo de disfrute y el tiempo de decepción.
En mi caso, lo pasé mejor que peor leyendo; así que la puntuación fue más positiva que negativa.

Disfrutar el camino...

"Coged las rosas mientras podáis" que decía Robert Herrick...

Pues lo mismo con todo.

¡Disfrutemos del rechazo, saquemos lo bueno que tenga! Muchas veces, con el paso del tiempo, nos alegramos de no haber conseguido lo que quisimos. Y está bien.