martes, 18 de marzo de 2014

Siempre la luna


La luna me vuelve loca.
No quiero decir que experimente extrañas reacciones bajo su influjo.
Ni que sea una lunática.
Bueno, tal vez sí... Por muchos motivos, y casi todos sanos.

Podría decir que no sé qué es lo que me atrae tanto de ella. Pero mentiría.

Me maravilla cuando sale, lo grande y luminosa que se ve al alzarse sólo un poco sobre el horizonte.
Y me atrapa como enganchan las series; como las galletitas saladas; como los aromas que te transportan sin mover ni un milímetro los pies.

Pero lo que de verdad me embruja, me sorprende y me conmueve es que nos une y nos iguala.
Que la misma luna que yo veo en el cielo sea la que ven en Barcelona, India o Budapest al levantar la vista me parece, sencillamente, espectacular.

Que a cientos, o miles, de kilómetros tú y yo miremos al cielo y veamos lo mismo es una puta maravilla.